El objetivo de sistematizar la Biblia ha sido comentar palabras claves concernientes a unidades físicas y, para luego haber sido ordenadas en ocho temáticas. La metodología consistió en empezar a leer desde el génesis, que de un total sesenta y seis libros del antiguo y nuevo testamento se seleccionaron treinta y seis libros, entre los cuales fueron escogidas sesenta y cuatro palabras claves, que han sido clasificadas en diez para la aritmética, catorce para las dimensiones del espacio euclidiano, seis para el tiempo, tres para la temperatura, trece para la capacidad, siete para el peso propiamente dicho, cinco para el peso como valor comercial, seis para la moneda. Se concluye que no hubo conceptos para densidad, que hubo una evolución de conceptos para magnitudes de volumen, peso para líquidos, peso para sólidos y finalmente su relación con las monedas. La originalidad radica en que se comenta sobre una temática con escaso conocimiento concerniente a las magnitudes físicas reportadas en el primer libro impreso de la humanidad